Es un placer tenerte por aquí.
Ya sabes que soy Asesora de Imagen, pero eso no es todo lo que me define. Déjame que te cuente cómo llegué a trabajar en algo que sin duda es una de mis pasiones.
Seguro que te suena la historia de una chica que empieza estudiando una carrera y con el tiempo se da cuenta de que necesita un cambio. Esa soy yo.
Hace más de 15 años estudié Logopedia y cursé una especialidad en Afasias, que consiste en un trastorno del lenguaje a consecuencia de una lesión cerebral que puede afectar a la comprensión o expresión, algo muy interesante.
Cuando terminé la carrera estuve viviendo una temporada en Bristol para mejorar mi inglés. Pero al cabo de un tiempo me cansé de no ver el sol y decidí volver a España. En ese momento cambié de ciudad y me vine a Madrid a buscar trabajo como logopeda, pero solo encontraba trabajillos de horas sueltas y, mira tú por donde, tengo la mala costumbre de pagar el alquiler y querer comer todos los meses, por lo que tuve que buscarme otro trabajo a la vez y decidí entrar en el mundo de la moda que siempre me había gustado.
Estuve trabajando en diferentes áreas relacionadas con la imagen y la moda, empezando como asistente de ventas, responsable de sección, directora de tienda y, por último, lo que más me divirtió, Visual Merchandiser. En todos esos puestos he aprendido muchísimo sobre marketing y estrategias de ventas que tienen las tiendas para que consumas sin parar sus productos, sean buenos para ti o no.
Terminé cansándome de ver cómo se manipula constantemente con el tema de la imagen, de cómo nos imponen qué vestir, cuándo y cómo. Transformándonos en clones unas de otras y en el peor de los casos frustrándonos por no poder estar como las modelos de las revistas o redes sociales.
Yo misma pasé una época muy mala con mi cuerpo, era muy delgadita, casi sin pecho, de estatura media… me pasaba el día comparándome con otras chicas y me sentía muy insegura, hasta el punto de usar ropa súper ancha para que no se notara, taconazos no muy cómodos y sujetadores de relleno que ahora usaría de almohada.
Con el tiempo fui aceptando mi cuerpo y viendo todas las cosas bonitas que tenía, quizá no era perfecto para algunas personas, pero ha llegado a SER PERFECTO PARA MÍ.
Eso, amiga, es lo más importante: ¡conocerse y quererse! Y en el mundo en el que estamos, bombardeados de información, es muy fácil perderse a veces. Por eso decidí dar el salto y formarme en distintas escuelas como Asesora de Imagen, para hacer lo que siempre me ha gustado: ayudar a las mujeres a ver lo bonitas que son.
Hay una frase que me gusta mucho y que quiero que recuerdes:
“La belleza no es una talla o una altura; la belleza está en tu propia felicidad y para eso solo necesitas conocer tu cuerpo y quererlo tal cual es.”